Educar con disciplina positiva
San José, Costa Rica. Julio 2020.
La disciplina positiva ayuda a los padres de familia a tomar conciencia de los sentimientos que están en la base de las prácticas educativas y a entender cómo estas influyen en el desarrollo, crecimiento y comportamiento infantil.
La disciplina positiva es educar desde la amabilidad y la firmeza
La disciplina positiva se fundamenta en la comunicación, el amor, el entendimiento mutuo y la empatía. Estos son los principios en los que se basa esta forma respetuosa de educar:
- Amabilidad y firmeza. Debe encontrarse el equilibrio y alejarse de la excesiva autoridad y de la excesiva permisividad, por lo que es necesario ser firmes y amables al mismo tiempo.
- Respeto mutuo. Con la disciplina positiva, se respetan las necesidades del niño, pero también las del adulto. Se trata de escuchar a los niños y comprender lo que sienten para ayudarles a gestionar esas emociones y mostrarles maneras respetuosas de comportarse.
- Implicación del niño. Se basa en la comunicación entre padres e hijos y en un modelo democrático para poner las reglas en casa de forma consensuada. Al implicar a los niños, logramos que hagan suyas las normas, que las entiendan, y aumentamos su compromiso con estas
- Desarrollo emocional. El niño percibe que se comprenden y aceptan sus emociones y puede desarrollar su inteligencia emocional. Se pueden producir comportamientos inadecuados, pero se evita el castigo; la labor del adulto consiste en comprender el porqué de dicho comportamiento, y reconducirlo con respeto y de forma afectuosa.
- Desarrollo de la autonomía. El niño aprende a ser resolutivo e independiente, es capaz de tomar sus propias decisiones.
Realizado por MPsc. Melissa Céspedes Arias
Psicóloga certificada en disciplina positiva para familias por la Positive Discipline Association