San José, Costa Rica. Agosto 2021.
Ante la aparición del Virus SARS Cov 2, en Wuhan, China, a finales del 2019, el mundo entero ha sido afectado con un saldo -hasta el momento- de poco más de 4,3 millones de muertes y una afectación a nivel económico y social importante. El mundo del deporte, también ha sufrido su cuota importante de impacto; estadios vacíos y unas olimpiadas retrasadas. De poco más de un año han sido las secuelas más importantes por esta pandemia. Y, ante la presencia constante, de nuevas variantes del virus, aún es incierto el regreso a una vida normal.
Esto, nos recuerda inevitablemente, la “nueva normalidad” en que viviremos de ahora en adelante.
Varias publicaciones en revistas médicas importantes recalcan el beneficio del sedentarismo e inactividad física como generador de riesgo, para sufrir complicaciones severas, ante la infección por el virus SARS Cov2, pues los individuos con cerca de 2 años de inactividad, previo al inicio de la infección por el virus, tienen mayor probabilidad de ser hospitalizados y terminar en una Unidad de Cuidados Intensivos.
Las recomendaciones del Colegio Americano de Medicina del Deporte nos hablan de un mínimo de ejercicio físico, a realizar semanalmente: 150 minutos de ejercicio moderado o, 75 min de ejercicio intenso, por semana tiene un efecto protector sobre la salud. Sin embargo, su inicio progresivo en tiempo, número de veces por semana e intensidad, idealmente debe estar guiado, por un profesional de la salud entrenado o bien, por un preparador físico.
Para la persona que ha sufrido del COVID 19, el regreso a la actividad deportiva debería realizarse, al menos en los 10 dias posteriores al inicio de los síntomas y a los 7 dias de estar libre de síntomas y en reposo.
En atletas recreativos y competitivos la persona debería poder realizar sus actividades de vida diaria y ser capaz de caminar unos 500 mts sin excesiva fatiga o falta de aire. Iniciaríamos, entonces, con actividad aeróbica de baja intensidad (caminar o, practicar bicicleta, preferiblemente estacionaria) para luego ir progresando, en el tiempo del ejercicio (15 minutos, luego 20, luego 30 min…) y posteriormente incrementar la intensidad del ejercicio.
A la hora de hacer ejercicio es importante: monitorear la presión arterial, la frecuencia cardiaca y la saturación de oxigeno, antes y después del ejercicio, y durante el ejercicio, sobretodo cuando este es más intenso. Debemos estar atentos a la frecuencia cardíaca y a la saturación de oxígeno (ésta no debería ser menor al 90%).
Es muy importante recordar que, si la persona siente alguna limitación - durante el ejercicio- deberá consultar con su médico al respecto. Si la falta de aire es importante consultar con el neumólogo; si se siente una opresión de pecho, palpitaciones o se agita con facilidad consultar con el cardiólogo; y si es la debilidad muscular y la fatiga lo peor sentido acudir al médico especialista en Rehabilitación (fisiatría) o deporte.
El COVID 19 es una enfermedad que, afecta a las personas en forma diferente, en término de síntomas iniciales y en secuelas o manifestaciones tardías. El ejercicio físico nos ayuda a prevenir la severidad del contagio, en la etapa aguda y nos ayudará en el regreso, a nuestras actividades: de vida diaria y deportiva.
Dr. Manuel Wong On
Especialista en Medicina Física y Rehabilitación.
Fellow Medicina Alto Rendimiento Deportivo