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Vida de Padres (Blog)
San José, Costa Rica. Febrero 2020.
En la actualidad, es común que se incluya dentro de las rutinas de nuestros hogares el uso de las herramientas tecnológicas. Al respecto, surge la duda de cuán correcta es su utilización y cuánto tiempo se les debe dedicar o invertir. Los padres de familia vienen con estas y otras dudas a la consulta y se vuelve un tema importante, ya que, en algunos casos, el uso desmedido y la falta de límites claros, lo convierten en un tema de conflicto en el sistema familiar, el cual suele aumentar en los periodos lectivos.
Para empezar, es un tema complejo porque los actuales padres no cuentan con un parámetro de referencia, pues en generaciones anteriores no existían estos instrumentos electrónicos. De tal manera, estos progenitores han sido protagonistas de esta transición.
Respecto a los niños y adolescentes, ya desde su nacimiento son expuestos a tales estímulos.
Por eso, es importante mediar los beneficios de ambos períodos y buscar un equilibrio.
Algunos aportes de la tecnología son:
Algunos factores de riesgo o negativos son:
Tomando en cuenta los factores mencionados, se recomienda a los padres con hijos en edad escolar ponerse de acuerdo como adultos sobre lo que se le va a facilitar al menor (consolas de videojuegos, celulares, tabletas, computadoras, entre otros).
También, según la edad, establecerles límites claros, horario permitido de uso, acceso por parte de los padres a claves o fijar controles parentales para disminuir los factores de riesgo.
Mantener una comunicación efectiva con los niños o jóvenes para ayudarlos a identificar el estudio como prioridad.
Aplicación de un horario “especial” en el uso de la tecnología en épocas de exámenes o el retiro temporal de las herramientas tecnológicas; esto para que el menor no lo vea como premio o castigo, sino como un ajuste necesario para que su atención esté en el estudio.
Buscar espacios de calidad donde los miembros de la familia realicen actividades lúdicas como juegos de mesa o salidas a campo abierto, de manera que puedan practicar actividad física, como canalizador alterno del tiempo libre.
Evitar el uso de celulares o tabletas en los tiempos de comida, los adultos deben dar el ejemplo, y que los aparatos electrónicos estén dentro de los cuartos.
Supervisar a los menores cuando realicen búsquedas de material académico, asignando lugares específicos de la casa, para evitar que se extiendan en el tiempo con distractores en la red.
Estar atentos como padres, si presentan cambios drásticos en sus rutinas, como muestras de ansiedad si se queda sin batería o conexión al internet, su celular o tableta; cambios en los horarios de sueño por querer estar conectado a juegos o chats, selfis excesivos, aislamiento del contacto real con otras personas, sedentarismo, bajo rendimiento escolar, irritabilidad, los cuales podrían estar ligados con algunos síntomas de adicciones a la tecnología. Si no mejora, es adecuado consultar a un profesional.
Fuente:
Andrea Aguirre Bello
Especialista en Psicología