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Vida de Padres (Blog)

Cuidado emocional para amar sanamente


San José, Costa Rica. Febrero 2020.

Vida de parejas - Hospital Clínica Bíblica - Piscología Clínica


Cuando se trata de amar sanamente, se necesita empezar por uno mismo, lo primordial es precisamente conocerse, muchas veces surgen preguntas como: ¿cómo es su mamá? ¿Cómo es su pareja? ¿Cómo es su hermano, jefe? De inmediato, nosotros damos una serie de descripciones de cómo es esa persona.

Sin embargo, cuando tenemos que describirnos a nosotros mismos o darnos cuenta de cómo somos, se vuelve difícil y cuesta un poco. Debemos empezar por casa, por nosotros, conociéndonos para darnos cuenta de las capacidades, las potencialidades y también las incapacidades que tenemos para amar. Si nosotros no nos conocemos a nosotros mismos, no podemos conocer al resto ni amar a los demás.

Amar sanamente implica amor en libertad, que yo soy un ser individual y la otra persona que está conmigo también es un ser individual con su propia personalidad, su propia forma de ser.

Se está con la otra persona para compartir el camino, no para creer en ningún momento que esa persona es de mi propiedad o, de alguna manera, tiene que cumplir mis expectativas o siempre estar ahí conmigo.

Entonces, de alguna manera, amar sanamente es eso: amar en libertad, entender la diferencia del otro y tratar de entender las diferencias para poder, así, construir a partir de eso.

¿Cuáles son los obstáculos que impiden a una persona llegar a ese punto?

  • Las altas expectativas no dichas: todas las personas tienen expectativas de las cosas y más cuando se está en alguna relación. Sin embargo, no se conoce si la persona tiene las competencias o las capacidades para suplir esa necesidad o esa expectativa que se espera.

Es importante la comunicación y valorar lo que la otra persona nos puede ofrecer. Generalmente, asumimos que la otra persona sabe lo que queremos, pero en realidad no es así; por ejemplo, esas expectativas que no decimos, por eso es importante comunicárselas y viceversa.

  • Otro obstáculo es querer controlar todo: muchas personas que se funden de una forma simbiótica a su pareja obviando, como se mencionó antes, que la persona es un ser individual y tiene sus propios espacios, aunque estemos en pareja.
  • La falta de confianza: la confianza es algo que se da a ciegas, es algo que usted dice “tome, se la doy” y la otra persona debe honrar esa confianza.
    ¿Qué sucede? Que, si yo ando revisando su teléfono, sus redes sociales o ando jugando de detective, de alguna manera no estoy confiando, entonces ahí empezamos mal.

Esa confianza se da y cuando uno detecte algo, tomará cartas en el asunto, pero si lo hace sin tener ninguna razón, eso puede provocar un desequilibrio.

  • La falta de libertad: todo se resume casi en lo mismo, a veces se cree que las personas nos pertecen o que ese vínculo es nuestro y realmente nadie es de nadie.

Amar es en libertad, es reconocer en el otro sus dificultades, sus potencialidades y, de alguna manera, trabajar con eso, a través de la libertad, de dejarle a la persona ser ella misma sin tratar de imponerle lo que nosotros queremos.

  • La baja autoestima: viene gran parte de no conocer quién soy yo. Si yo tengo una baja autoestima, si yo no me aprecio, no me quiero o no me valoro, no valoraré al otro y obviamente, aparte de la desconfianza, creeré que no soy suficiente para la otra persona, entonces estaré con ese temor, con esa desconfianza, por eso no estaré sanamente con nadie.
  • No comparar las relaciones o la relación actual con relaciones pasadas: en este caso, cada persona es un ser individual y diferente, no se puede pretender amar a una persona como se amó a la persona pasada, eso no es así. Cada quien tiene su diferencia y no vale la pena comparar porque si lo hacemos, siempre saldremos perdiendo.

Para trabajar con esta serie de obstáculos, en un principio, puede ser una tarea de ambas partes, pero principalmente de uno. Por eso, debe considerar:

  • Definir quiénes somos.
  • Ser autónomos.
  • Conocer nuestras vulnerabilidades.
  • Reconocer y sanar las historias pasadas.

Cuando amo la libertad, cuando tengo la capacidad de entender al otro, aun así con su diferencia, a pesar de que no está de acuerdo conmigo, es cuando estamos en la etapa de amar sanamente.

Fuente:
Esteban Carvajal Angulo
Especialista en Psicología Clínica